En el momento de escribir estas líneas, la cotización en
bolsa de cada acción de la red social fluctúa alrededor de los 26
dólares por título, muy lejos de aquellos 38 dólares en los que se las
había valorado hace ahora un año para su salida al NASDAQ, el parqué de
la bolsa de Nueva York especializado en empresas tecnológicas.
Desde entonces, ha habido momentos peores (entre agosto y
noviembre de 2012 bajó varias veces de los 20 dólares por título) y
otros mejores (por encima de 30 entre enero y febrero de este mismo
año), pero los muchachos de Mark Zuckerberg no han sabido ganarse la
confianza de inversores y especuladores en Wall Street, pese a haberlo
intentado de varias formas: actualizando sus apps móviles para
satisfacer las expectativas de un público que se considera será crucial
en el futuro devenir de la red social, introduciendo publicidad en estas
apps, abriendo su mensajería instantánea a internautas que no están
dados de alta en la red social, entrando en la competición de los
buscadores (Graph Search) y, más recientemente, ‘apoderándose’ de
Android con Facebook Home… o por lo menos intentándolo.
¿Por qué se produjo la bajada de su cotización nada más entrar en el parqué del NASDAQ?
Más que hablar de bajada, podríamos hablar de
regularización. El precio de compra inicial de las acciones había sido
sobrevalorado, inflado por interés de Morgan Stanley, entidad de crédito
financiero dependiente del banco J.P. Morgan. Lo que hizo el mercado
fue devolver a la realidad a los responsables de Facebook, empezando por
Mark Zuckerberg.
El gran problema de invertir en una empresa como la de
la famosa red social es que esta tiene potencial, pero para devolver los
créditos recibidos y dar beneficios, tardará mucho tiempo… algunos
hablan incluso de más de un siglo, con lo cual no es raro que los
inversores se hayan puesto nerviosos.